curva peligrosa

Incapaz de dar soluciones la municipalidad se comió la curva

¿Quién no se crispó alguna vez al ver un auto pasar a toda velocidad donde debería ir a paso de hombre? En Oro Verde, esas sensaciones se vuelven moneda corriente en la curva del barrio El Triangular, una zona donde el tiempo de respuesta de las autoridades parece ir a contramano de la velocidad con la que circulan los vehículos. Dicen por ahí que los accidentes evitables no son accidentes, y después del choque entre una camioneta particular y un colectivo de la Línea 24, la frase resuena con una crudeza que duele.

El impacto, ocurrido apenas 15 días después de que los vecinos y vecinas, con Viviana Martín y Mabel Libardoni a la cabeza, presentaran una nota pidiendo control de velocidad, fue un grito en la cara de la indiferencia. “El choque fue justo a la salida de la curva que hemos denunciado. Es una zona peligrosa: los ciclistas deben frenar para poder maniobrar, y los vehículos no tienen margen para esquivarlos”, explicó Viviana Martín a un canal de televisión. La descripción pinta un escenario de riesgo constante, donde la vida de los ciclistas y la tranquilidad de los vecinos están en juego cada día.


Desoir reclamos y multiplicar riesgos una figurita repetida

Lo más frustrante de esta situación es que la falta de soluciones no es una novedad. Los reclamos por el control de velocidad en la zona no son de ayer. Hace más de tres años, las autoridades del Cemener ya habían levantado la voz, pidiendo medidas para la calle que pasa frente a sus instalaciones. En ese entonces, la gestión del ex intendente Oscar Toledo tuvo una “brillante” idea: prohibir estacionar en una de las manos de la calle. ¿El resultado? La velocidad, lejos de disminuir, aumentó, y los pacientes del Cemener, muchos de ellos oncológicos, tuvieron que estacionar aún más lejos de la entrada. Una «solución» que demostró una preocupante falta de criterio y empatía.

El nombre de César Clement, responsable de tránsito en la gestión Toledo, vuelve a aparecer ahora como intendente, haciendo evidente que la inacción o las respuestas inadecuadas no son un patrón reciente. Parece que la capacidad de brindar soluciones efectivas sigue siendo una deuda pendiente, tanto en el pasado como en el presente.


Las reuniones que no resuelven y la paciencia que se agota

Mientras tanto, la burocracia sigue su propio ritmo. La municipalidad encargó a su Secretario de Gobierno, Milton Dumé (hijo del fallecido exintendente), y al Coordinador de Áreas, Leonel Reynoso (cuñado del actual intendente), que se reunieran con autoridades de Vialidad Provincial. Un paso que, en la teoría, busca soluciones, pero que en la práctica, no parece apurar los tiempos de respuesta que los vecinos necesitan con urgencia.

La nota presentada por los vecinos el 4 de junio sigue esperando una respuesta concreta, mientras el reloj corre y el peligro en la curva del Triangular persiste. Porque en Oro Verde, como en tantos otros lugares, a veces parece que solo los golpes logran mover lo que la razón y la prevención no consiguen.

Ahora que la comunidad ya puso el grito en el cielo y la prueba del riesgo está a la vista, ¿será que por fin tendremos una solución que no solo sea un parche, sino una verdadera planificación para la seguridad de todos? ¿O seguiremos esperando a que otro «accidente evitable» nos recuerde lo que ya sabemos?


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